“Las vacunas salvan futuros” ¿Qué esperan?
Escribo esta columna para que visibilice usted, amable lector, los contrastes entre nuestra sufrida población infantil y la del vecino país del norte en materia de inmunización por un lado, y por el otro, una hoja de ruta para que el gobierno del segundo piso de la transformación de cuarta incie de inmediato para proteger nuestra niñez.
En el contexto actual, la inmunización infantil se presenta como una de las intervenciones más costoefectivas en la salud pública. Un reciente informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) titulado “Beneficios sanitarios y económicos de las inmunizaciones infantiles sistemáticas en la era del programa de vacunas infantiles 1994-2023” resalta los logros significativos obtenidos a través de este programa, que desde 1994 ha prevenido más de 508 millones de casos de enfermedades y ha ahorrado más de 2.7 billones de dólares en costos sociales. Sin embargo, en México, los resultados de recientes de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) Continua 2021-2023, contrastan dramáticamente con estos éxitos, revelando serias deficiencias en la cobertura vacunal entre los menores de cinco años.
La comparación es alarmante, mientras que Estados Unidos ha demostrado los beneficios de un sistema de vacunación robusto, México enfrenta un desafío considerable. Según la Ensanut Continua 2021-2023, la cobertura de vacunación en niños menores de cinco años está lejos de alcanzar la meta del 95% recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la inmunización universal. Por ejemplo, la cobertura para la vacuna antineumocócica fue del 86.6%, BCG 86.5%, antirotavirus 81.3%, triple viral 71.3%, poliomielitis (polio/DPT) 68.9%; para la hepatitis B del 63.7%. Estas cifras son inaceptables cuando se comparan con las de Estados Unidos, donde la cobertura supera consistentemente el 90% en la mayoría de las vacunas.
Además, se observó una disminución en la cobertura de vacunación en México entre 2012 y 2023, especialmente en las regiones más pobres y rurales, como la península y el pacífico sur. Esta disminución es particularmente preocupante en el caso de vacunas esenciales como la de hepatitis B y la vacuna pentavalente, cuyas coberturas se redujeron a 47.6% y 50% respectivamente en estas regiones.
El retroceso observado en las tasas de vacunación en México puede atribuirse a varios factores. La Ensanut indica que la falta de acceso a servicios de salud, la desinformación, y las barreras socioeconómicas son obstáculos importantes que impiden una cobertura vacunal adecuada. En particular, los niños que residen en áreas con alto rezago social o en hogares donde se habla una lengua indígena tienen significativamente menos probabilidades de recibir las vacunas necesarias. Por ejemplo, la cobertura de la vacuna contra el rotavirus fue del 61.9% en hogares con hablantes de lenguas indígenas, en comparación con el 82.8% en otros hogares.
Además, un 4.2% de los niños de uno y dos años de edad no recibieron ninguna dosis de la vacuna DPT durante su primer año de vida, lo que representa a unos 81,000 niños no vacunados en México. Este fenómeno, conocido como "dosis cero", es un claro indicador de las profundas desigualdades en el acceso a la atención sanitaria en el país. Un factor muy relevante a mi juicio y no mencionado enm el artículo, fue en este sexenio no hubo disponibilidad de vacunas, de las dosis necesarias, de personal contratado ni la organización de semanas nacionales para lograr el objetivo planteado en el programa sectorial de salud 2020-2024, además, hay evidencias en los informes de la cuenta pública de un gran subejercicio (miles de millones no ejercidos) en el programa de vacunación.
A la luz de estos hallazgos, es evidente que México necesita -a través de la Secretaria de Salud y del Consejo de Salubridad General, ambas instituciones en su papel rector de la salubridad general de la República- implementar con urgencia medidas para fortalecer su sistema de inmunización. En primer lugar, es crucial ejercer a plenitud el presupuesto asignado al programa de vacunación y aumentar la disponibilidad de vacunas en las regiones más afectadas, mediante la expansión de la infraestructura sanitaria y la reducción de las barreras económicas y geográficas.
Asimismo, es esencial emprender campañas de concientización como las anteriores semanas de vacunación, que aumenten la confianza en los efectos vacunales sobre la salud de sus infantes. Estas campañas deben enfocarse con mayor intensidad en las comunidades rurales e indígenas, que son las más afectadas por las bajas tasas de cobertura vacunal.
El informe de los CDC muestra que invertir en la vacunación no solo salva vidas, sino que también reduce significativamente los costos asociados con el tratamiento de enfermedades prevenibles. En México, donde los recursos de salud son limitados, esta inversión es aún más crucial. Implementar un sistema similar en México podría ser una estrategia efectiva para mejorar la cobertura vacunal y asegurar que todos los niños, independientemente de su situación socioeconómica, tengan acceso a vacunas gratuitas y de calidad.
El paquete fiscal 2025 que presentará a más tardar el 15 de noviembre la presidenta electa, deberá reflejar una propuesta sólida para mejorar las tasas de cobertura vacunal, con disponibilidad de vacunas gratuitas y de calidad. Es imperativo que en el presupuesto de egresos de la federación se tomen las medidas decisivas para revertir esta tendencia y garantizar que todos los niños reciban las vacunas necesarias para proteger su salud y bienestar.
El tiempo para actuar es ahora. Fortalecer el sistema de inmunización es no solo una inversión en la salud pública, sino también un paso crucial hacia un futuro más equitativo y saludable para todos los niños en México. ¿Cree usted lo mismo, estimado lector?