“Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es locura un utopía…!Sino Justicia!”. Miguel de Cervantes
Esperando que este año nuevo sea lleno de salud y bienestar para ustedes y sus familias estimados lectores, les traigo a colación un tema de mucha relevancia para el futuro de la salud en nuestra sociedad: La comunicación.
En el mundo de la atención médica, la comunicación efectiva es fundamental para el bienestar de los pacientes. La información médica precisa y clara no solo ayuda a los pacientes a gestionar mejor su salud, sino que también mejora la adherencia al tratamiento y reduce los costos de atención médica.
En un artículo reciente publicado en JAMA titulado “Estrategias efectivas de comunicación médica: Clave para una atención de calidad”, se proponen estrategias efectivas de comunicación médica que pueden marcar la diferencia en la relación entre médicos y pacientes, así como en la toma de decisiones informadas sobre la salud.
La comunicación médica abarca la provisión de información sobre la prevención, diagnóstico y manejo de enfermedades, incluyendo los riesgos y beneficios del tratamiento y la no intervención. Si bien históricamente se ha referido a la comunicación verbal o escrita entre un médico y un paciente, en la actualidad, la comunicación a través de otras fuentes, como los canales de redes sociales y el intercambio de videos, ha ampliado el formato del mensaje y la audiencia. Esto plantea un desafío y una oportunidad para los profesionales de la salud: ¿cómo pueden adaptar sus mensajes para llegar a una audiencia diversa y en constante evolución?
El artículo escrito por Anne R. Cappola y Karthika S. Cohen propone tres aspectos clave para una comunicación médica efectiva: el mensaje, el mensajero y el contexto social. En cuanto al mensaje, se destaca la importancia de construir confianza siendo preciso y auténtico, incluso al comunicar las incertidumbres inherentes a la naturaleza evolutiva y a veces contradictoria de la ciencia. Durante la pandemia de COVID-19, la información y las pautas se modificaron con frecuencia y se retiraron sin explicación, lo que podría haber erosionado la confianza en las autoridades de salud. La transparencia en la comunicación sobre las incertidumbres podría haber ayudado a prevenir la pérdida de confianza en las autoridades de salud.
Otro aspecto crucial es el mensajero. Se destaca que las enfermeras y los médicos son los profesionales más confiables en los Estados Unidos. Sin embargo, la confianza en las agencias de salud pública, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), disminuyó durante la pandemia de COVID-19. En algunas comunidades, líderes de confianza, como líderes religiosos o activistas comunitarios, podrían ser educados por los médicos para transmitir información médica y de salud. Sin embargo, se enfatiza que la información médica específica debe ser verificada por profesionales de la salud con la experiencia relevante para evitar la retención de información inexacta por parte de los pacientes.
El contexto social, que incluye el sistema de creencias del paciente, también desempeña un papel crucial en la comunicación médica. Los antecedentes culturales y religiosos influyen en las creencias relacionadas con la salud y en cómo un individuo responde a la información médica. Estrategias de mensajería de salud deben tener en cuenta estos factores al abordar las necesidades de poblaciones que tradicionalmente han experimentado desigualdades en la atención médica.
Además, el artículo destaca la importancia de utilizar narrativas para conectar la evidencia con el individuo, así como mensajes empáticos que buscan reducir las sensaciones desagradables hacia las reglas impuestas. También se mencionan estrategias de inoculación psicológica, en las que se aconseja a las personas que pueden ser persuadidas para alejarse de la información falsa, que pueden persistir y propagarse.
En resumen, la comunicación médica efectiva es fundamental para una atención de calidad. Los profesionales de la salud deben adaptar sus mensajes para construir confianza, considerar el contexto social de los pacientes y utilizar estrategias de mensajería que fomenten la empatía y la comprensión. Al hacerlo, no solo mejorarán la relación médico-paciente, sino que también contribuirán a una toma de decisiones informada y a un mejor manejo de la salud por parte de los pacientes.
En nuestro país hay una gran área de oportunidad para comunicar en salud, la confianza en el Ejecutivo Federal, la Secretaria de Salud y en la Comisión de Protección Contra Riesgos Sanitarios (CPFEPRIS) se encuentran minadas. Es claro que no vamos hacia una salud del tipo de los países nórdicos y que la farmaciota (sic.) no resolverá el problema de desabasto de medicamentos; y que los mensajes en X sobre las vacunas contra la COVID-19 emitidos por el Dr. Francisco Moreno Sánchez -@DrPacoMoreno1- y el Dr. Alejandro Macías Hernández -@doctormacias- son más confiables para muchos ciudadanos que nos lo han expresado.
En la mesa de salud de la coalición fuerza y corazón por México también hemos recibido recomendaciones de cómo términos como “centralización de servicios de salud”, “cobertura universal de salud”, “sistema único de salud” son demasiado abstractos y no significa quizá nada para la población (aportación del Dr. Octavio Gómez Dantes) y que debieran utilizarse términos como que haya “medicamentos y vacunas en todo México de manera oportuna” y que haya “mayor presupuesto público para contratar más médicos y enfermeras” permiten comunicar mayor cercanía a la población.
Estimados lectores, ¿que otras recomendaciones nos podrían hacer desde su entorno social y su visión, para traducirlas luego en mensajes, acciones, comunicación efectiva y propuestas concretas una vez iniciada la campaña electoral en marzo próximo?