Vacunación en el Programa Sectorial de Salud 2025-2030

"Los frutos que maduran en otoño son los que más duran" Paul de Kruif

Esta metáfora expresa la idea de que la sabiduría y el conocimiento a menudo vienen con la experiencia y la madurez. David Kershenovich, científico sabio y secretario de salud presentó hace dos días lo que espero sea un fruto maduro y expongo los hallazgos en matria de vacunación haciendo cinco propuestas legislativas.

El Programa Sectorial reconoce que "una de las acciones preventivas de mayor costoefectividad es, sin duda, la vacunación. Si bien se ha logrado la concientización de la población sobre la importancia de la misma, es necesario ofertar la vacunación en toda la línea de vida, como una contribución al derecho a la salud universal y gratuita en el país". Da un giro correcto, entendida como parte del derecho universal a la salud. Se enfatiza que la prevención es la inversión con mayor retorno en salud pública.

Pero la retórica debe alcanzar a los números. El documento reporta que, frente a estándares internacionales (90% de esquema y 95% por biológico), en 2024 la cobertura en niñas y niños de un año promedió 80.5% (75.69% en 2023). A la vez, fija como indicador 4.1 el “porcentaje de población de un año con esquema de vacunación” con una línea base 2024 de 66.8% y meta ≥90% a 2030. Es decir, conviven dos mediciones distintas que podrían confundir la gestión pública si no se armonizan definiciones y tableros. Urge alinear metodologías y publicar, con trazabilidad, el denominador y las fuentes por entidad federativa.

El Programa acierta al diagnosticar la raíz de las brechas: variabilidad territorial, uso desigual de servicios y datos fragmentados. Por eso plantea la pieza que hemos exigido desde la más másalta tribuna por años: un Registro Nacional de Vacunación (RNV) nominal e interoperable con los demás sistemas de información en salud. Sin un RNV, seguirán invisibles los niños y adolescentes que no reciben oportunidades de inmunización y no podremos corregir microlocalmente. Con un RNV confiable, se puede hacer microplanificación, recuperar esquemas interrumpidos y evaluar desempeño con precisión.

Para que la estrategia funcione en territorio, hay que mirar la “última milla”. El Programa reconoce “desiertos de atención” y propone acercar servicios con brigadas, unidades móviles y coordinación con los sectores económicos y educativos. Si estas acciones se coordinan con el calendario de vacunación, el RNV y mapas de rezago, pueden transformar municipios rurales y periurbanos donde hoy la consulta es lejana y el traslado caro. La clave es que vacunación y primer nivel operen juntos, no en silos.

Celebro que se enlisten líneas de acción específicas: fortalecer la red de frío del Sistema Nacional de Salud; campañas nacionales para recuperar coberturas; reactivar Semanas Nacionales; desarrollar el registro nominal; y empoderar al personal para verificar y aplicar, en cada contacto clínico, las vacunas que correspondan según la “línea de vida”. Son pasos concretos que debemos traducir a presupuesto, compras y supervisión con indicadores trimestrales públicos.

La meta de llegar a una cobertura mayor o idual al 90% en 2030 es correcta y exigente. Para alcanzarla, propongo cinco candados parlamentarios y de gestión: 1) RNV interoperable por ley estableciendo, vía reforma reglamentaria o artículo transitorio en el Presupuesto, la obligatoriedad del RNV con estándares abiertos, identidad única y auditorías externas de calidad de datos. Así evitamos islas tecnológicas. 

2) Red de frío blindada con licitaciones plurianuales incluyendo mantenimiento preventivo, sensores de temperatura y cadenas de reposición que prioricen municipios con mayor rezago; publicación mensual de “alertas de cadena de frío” por estado. 

3) Recuperación de rezagos con microplanificación: metas por colonia y comunidad, integrando Casa por Casa y Semanas Nacionales con listados nominales y rutas; auditorías sorpresa y tableros abiertos de avances por jurisdicción sanitaria. 

4) En cada consulta e ingreso escolar, aprovechar la oportunidad con un protocolo obligatorio para revisar esquema en todo contacto del primer, segundo y tercer nivel; sin revisar cartilla digital (RNV), no se cierra la consulta o inscripción. Ese es el verdadero “empujón” conductual. 

5) Por último, transparencia de indicadores: publicar series homogéneas que expliquen la diferencia entre la cobertura reportada (80.5%) y el indicador 4.1 (66.8% base 2024), con glosario y fuentes CENSIA/CONAPO; metas trimestrales acumuladas y alertas de rezago.

Mi postura es clara: acompañaremos en el Partido Acción Nacional todo esfuerzo serio del Ejecutivo para que cada ciudadano a lo largo de su vida esté protegido a tiempo; y ejerceré mi obligación de contrapeso cuando la promesa no se traduzca en vacunas aplicadas, con datos abiertos y vigilancia ciudadana. Vacunar no es un trámite: es la diferencia entre una vida truncada y un futuro en plenitud. Y en eso, no podemos fallar. Veremos ahora el Presupuesto de Egresos de la Federación si el programa sectorial no es solo tinta y papel.

Dr. Éctor Jaime Ramírez Barba 6 de septiembre de 2025
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