Morena Opaca la Transparencia

"Ciudadanos, no permitan que les arrebaten la verdad"

La transparencia en México está en peligro y la probabilidad de de que el gobierno controle lo que sabemos es ahora más real que nunca estimados lectores. Desde hace más de dos décadas, los ciudadanos conquistamos un derecho que parecía impensable en los tiempos del autoritarismo: la transparencia. Gracias al acceso a la información, hemos conocido casos de corrupción, desvío de recursos y decisiones que impactan directamente nuestras vidas. Hoy, ese derecho está a punto de ser sepultado por el gobierno de Morena.

La mayoría oficialista en el Congreso, conformada por Morena, PT y PVEM, se dispone a aprobar la semana entrante una minuta con proyecto de decreto de una reforma que desmantela los avances logrados en materia de acceso a la información. Esta reforma no simplifica ni fortalece la transparencia: la destruye, asestando un golpe a la rendición de cuentas por las autoridades.

El primer golpe de esta reforma lo fue la eliminación del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) el 20 de diciembre del 2024, un organismo autónomo que por más de 20 años ha sido un contrapeso incómodo para los gobiernos.

En su lugar, se creará un nuevo organismo subordinado al gobierno, llamado "Transparencia para el Pueblo". No nos dejemos engañar por el nombre. En realidad, significa que el acceso a la información dependerá de la discrecionalidad del presidente en turno. ¿Cómo podemos confiar en un gobierno que deberá vigilarse a sí mismo?

Casos como el escándalo de Segalmex, los sobrecostos en el Tren Maya, los costos de los medicamentos o los desvíos en programas sociales podrían quedar sepultados en el olvido. Lo que no se ve, no se investiga. Y lo que no se investiga, no se castiga.

Se esta creando un laberinto burocrático que alejará la información del ciudadano. Actualmente, hay 33 organismos estatales y uno federal que garantizan el acceso a la información. La reforma dispersará estas funciones en más de 275 nuevas "autoridades garantes". ¿El resultado? Un sistema fragmentado donde cada instancia interpretará la ley a su manera, complicando aún más el proceso para que un ciudadano pueda obtener información relevante. Si antes el acceso a datos públicos ya era un camino lleno de obstáculos, ahora será un laberinto burocrático diseñado para cansar a quien quiera ejercer su derecho.

El ejecutivo federal de la cuarta transtornación (sic) se autorizó en su iniciativa de reforma -a la que no le han cambiado ni una coma sus lacayos legislativos en ambas Cámaras- un cheque en blanco para la opacidad, al eliminar el principio de máxima publicidad, que garantizaba que toda la información en manos del gobierno fuera pública por defecto. Con la nueva legislación, cualquier información podrá ser reservada si se considera que afecta la "paz social" o el "interés del Estado".

¿Quién define qué afecta la paz social? El gobierno mismo. Así, cualquier acto de corrupción, cualquier contrato sospechoso, cualquier desvío de recursos podría ser clasificado como confidencial, sin posibilidad de que la ciudadanía lo cuestione. Además, la reforma elimina la obligación de documentar todos los actos gubernamentales. En otras palabras, si el gobierno no quiere que algo se sepa, simplemente no lo registrará. Es la fórmula perfecta para desaparecer la rendición de cuentas y con ello, el pase automático a la creciente corrupción.

Otro punto preocupante es el riesgo que corren nuestros datos personales. Con la desaparición del INAI, la protección de nuestra información quedará en manos de la misma estructura gubernamental que ahora tendrá acceso ilimitado a bases de datos de ciudadanos. Claro es, que México se convertirá un país donde la información personal será utilizada con fines políticos, donde partidos o empresas podrán acceder a tus datos sin tu consentimiento. Eso es lo que permite esta reforma: el uso discrecional de la información como herramienta de control.

Con la votación de Morena y aliados del próximo miércoles o jueves, habrá un retroceso inaceptable. Este no es un tema técnico ni un simple ajuste administrativo. Es un atentado contra la democracia. La transparencia no es un lujo ni un gasto innecesario, es el oxígeno que mantiene vivo el debate público y la participación ciudadana. Como médico sé que la luz solar es el mejor desinfectante, y como legislador entiendo que sin transparencia solo queda la corrupción. No podemos permitir que el gobierno nos venda la opacidad como "eficiencia".

México merece un país donde la información fluya libremente, donde los ciudadanos podamos vigilar a nuestros gobernantes y donde el acceso a la verdad no dependa de la voluntad del poder. Este escribidor y os diputados del PAN votaremos en contra de este atentado a la transparencia, porque entendemos que no defendemos un privilegio, sino un derecho conquistado. Estaré informándoles en mis redes sociales.


Dr. Éctor Jaime Ramírez Barba 15 de marzo de 2025
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