“Cada vez que leo que el alcohol es malo para la salud, dejo de leer.” Jim Morrison
Al acercarse el fin de año, muchos mexicanos y leoneses alzaremos nuestras copas para brindar por un 2025 lleno de salud y felicidad. Sin embargo, los últimos estudios nos invitan a reflexionar sobre el papel del alcohol en nuestra dieta y bienestar. Es crucial entender qué significa realmente un consumo moderado y cuáles son sus efectos en nuestra salud a largo plazo.
Antes de analizar los efectos del alcohol, es fundamental establecer qué se considera un consumo moderado. Según las directrices actuales: Para mujeres no más de 1 trago estándar por día (14 gramos de alcohol puro), para hombres no más de 2 tragos estándar por día (28 gramos de alcohol puro). Un trago estándar equivale aproximadamente a 355 ml de cerveza (5% alcohol), 150 ml de vino (12% alcohol) o 45 ml de destilados (40% alcohol). Es importante destacar que estos límites son máximos, no objetivos. Beber menos siempre es mejor para la salud que beber más.
Algunas investigaciones han sugerido posibles beneficios del consumo moderado de alcohol. En la salud cardiovascular los estudios observacionales han asociado el consumo moderado con una reducción del 15-30% en el riesgo de enfermedad coronaria. Esto podría deberse a efectos antiinflamatorios y al aumento del colesterol "bueno" o de alta densidad (HDL). En la Diabetes Mellitus tipo 2 un metaanálisis encontró que el consumo moderado se asociaba con una reducción del 30% en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. En la función cognitiva algunos estudios sugieren que el consumo moderado podría reducir el riesgo de demencia y deterioro cognitivo en un 20-25%. Por último en la longevidad la reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 reveló que el 55.5% de los adultos mexicanos consume alcohol actualmente. Entre ellos, se observó una reducción del 16% en la mortalidad general en bebedores moderados comparados con abstemios. Sin embargo, es crucial entender que estos beneficios potenciales deben sopesarse cuidadosamente contra los riesgos asociados.
El consumo de alcohol, incluso en cantidades moderadas, conlleva riesgos significativos, el alcohol es un carcinógeno reconocido. Incluso el consumo moderado aumenta el riesgo de varios tipos de cáncer, especialmente de mama. Un metaanálisis reciente encontró un aumento del 10% en el riesgo de cáncer de mama por cada trago diario. Enfermedades hepáticas, el consumo crónico de alcohol es la principal causa de cirrosis hepática; aunque el riesgo es menor con el consumo moderado, no es insignificante. Accidentes y lesiones, incluso pequeñas cantidades de alcohol pueden afectar el juicio y la coordinación, aumentando el riesgo de accidentes. Interacciones medicamentosas, el alcohol puede interactuar peligrosamente con muchos medicamentos comunes, potenciando sus efectos o reduciendo su eficacia. Adicción, para algunas personas, incluso el consumo moderado puede llevar a la dependencia del alcohol y al consumo de otras drogas legales o incluso ilegales.
La carga de enfermedad asociada al alcohol es sustancial. Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo de alcohol es responsable del 5.1% de la carga mundial de morbilidad y lesiones. En México, se estima que el alcohol causa alrededor de 29,000 muertes anuales y es responsable del 6.5% de los años de vida ajustados por discapacidad.
Estimados lectores, es importante recordar que ciertas poblaciones deben evitar completamente el alcohol, entre ellas los menores de 21 años; mujeres embarazadas o que planean embarazarse, personas con ciertas condiciones médicas o que toman medicamentos específicos; personas con antecedentes de adicción al alcohol o conductas alteradas por su consumo.
Entonces, ¿deberíamos brindar o abstenernos? La respuesta no es sencilla. La relación entre el alcohol y la salud es compleja y altamente individualizada. Mientras que algunos estudios sugieren beneficios potenciales del consumo moderado, estos deben interpretarse con cautela. Los riesgos asociados al consumo de alcohol, incluso en cantidades moderadas, son significativos y bien documentados. Si usted no bebe, no hay razón médica para comenzar. Mi consejo como médico es que si decide brindar, lo haga con moderación y consciencia dentro de los límites recomendados. Recuerde que para muchas personas, especialmente aquellas con factores de riesgo preexistentes, la abstinencia puede ser la opción más saludable.
Al brindar por el nuevo año, considere que la verdadera salud y felicidad no se encuentran en el fondo de una copa, sino en hábitos de vida saludables, relaciones significativas y el cuidado integral de nuestro cuerpo y mente. Que este 2025 nos encuentre más sabios en nuestras elecciones de vida y comprometidos con nuestro bienestar integral. ¡Feliz y saludable Año Nuevo, estimados lectores!